Miguel A. Morales Alvarez Miguel A. Morales Alvarez

Una cultura ultraconcentrada en tinieblas 

La cultura que vivimos ha sabido destilar para concentrar los elementos más pecaminosos y hacerlos plenamente accesibles a todos. Hoy día nosotros sabemos que cuando vamos a comprar un líquido de fregar o líquido de lavar ropa, nos dan la oferta del ultra concentrado del mismo producto. Este concentrado hace mucha más espuma y es más fuerte con la grasa y al mismo tiempo está en un envase más pequeño y estilizado. Nuestra cultura es como un pote de pecado ultra concentrado en un envase bien bonito.  

En enero de 2007 se introdujo al mundo el iPhone. Yo recuerdo haber estado en Mayagüez con la idea de comprar un BlackBerry. En aquel tiempo, era el teléfono más inteligente y dominaba la competencia. Al mismo tiempo quería tener un iPod y recuerdo haber visto en vivo la introducción de iPhone al mundo. Recuerdo que, aunque no estaba Puerto Rico en la lista de países a los que podía llegar, yo fui de los primeros en Puerto Rico en tener un iPhone. Cada cierto tiempo yo tenía que hackear aquel teléfono para que siguiera funcionando, porque no era oficial para Puerto Rico. El punto no es mi historia con el iPhone, sino el cambio extraordinario que ocurrió con tener tanto poder en nuestras manos. 

Un teléfono, actualmente, tiene más poder computacional que todas las computadoras de la NASA en el 1969. En aquel tiempo era una fortuna la que se gastaba en las computadoras de la NASA y hoy día la mayoría de nosotros tenemos todo ese poder en nuestros bolsillos. Esto sin dar cuenta de que tenemos en nuestros bolsillos acceso una cantidad que parece ilimitada de otras computadoras que están conectadas al internet. Por tener acceso a tantas otras computadoras o servidores, nosotros tenemos acceso a una cantidad de datos que en la historia anterior a la nuestra no era imaginable.  

Esto implica que nosotros tenemos en nuestros bolsillos más riquezas de las que cualquier rey de antaño pudo haber imaginado. Digo riqueza porque un rey, por su riqueza y poder podía levantarse por la mañana con una duda sobre cómo se movían los planetas. Esa mañana el se levantaba y llamaba a los sabios de su reino y ellos venían donde el a mostrarles lo que se conocía. Eso no lo podía hacer más nadie en el reino, porque solo el rey tenía tanto poder y riqueza. Yo le hago la pregunta a mi teléfono y en un par de segundos tengo la contestación.  

Cuando el rey se aburría, tenía a alguien que le entretuviera con magia, chistes o música. Sólo el rey y solo por su riqueza tenía esa opción. Ahora yo tengo la opción de bajar un juego de carros, o de baloncesto, o escuchar música o ver una película. Todo sin moverme de mi lugar. Nosotros tomamos eso livianamente, porque así es la vida. Pero la pregunta para cualquier rey de antaño sería, ¿qué hiciste con toda la riqueza y poder que puse en tus manos?  

¿Somos buenos administradores de esta cantidad de riqueza que se ha concentrado en nuestras manos hoy?  

La avaricia que es idolatría

Efesios llama a la avaricia idolatría. Una de las primeras escamas que deben caer de nuestros ojos tienen conque detrás de cada caso de avaricia hay idolatría. Dicho de otra manera, le servimos a otros dioses cuando somos avaros. Para ser más claros, en este mundo, estamos rodeados por realidades espirituales de las cuales no estamos conscientes. Hay realidades espirituales que están asociadas a Dios y hay realidades espirituales que han rechazado a Dios y que quieren que nosotros le demos a ellos la gloria que se merece Dios. Esas realidades espirituales hacen el trabajo de convencer a seres humanos que lo que Dios nos da no es suficiente. Nos ponen en la posición de Adán, quien teniéndolo todo, quiso tener aquello que Dios le prohibió. Detrás del fruto prohibido había una serpiente que tentó para que el ser humano pecase. Detrás de lo que el ser humano anhela, hay realidades espirituales tentándonos a hacer lo mismo. “Yo quiero más de lo que Dios me da, es decir, yo quiero ser dios o servirle a otro Dios”. (Exod. 23:13; Deut. 12:30; Ps. 16:4) 
 
La impureza que menciona Efesios 5:3 está atada a la fornicación. Hay cosas que ni se deben mencionar entre los cristianos porque van en la dirección a la inmoralidad sexual y por lo tanto son invitaciones a negar el verdadero amor que expresa Efesios 5:1-2. Este amor está marcado por el sacrificio. El amor impostor, que es la lujuria que dice amar lo que verdaderamente quiere para su placer.  

Una vez un profesor en Escocia me habló de alguien a quien él amaba que había decido irse a otro país. Una de las razones para estar lejos era que la “sociedad en la que vivimos es pornográfica". Él no estaba diciendo que el mundo que nos rodea contiene pornografía, sino que es un mundo pornográfico. De primera instancia no lo entendía y me dijo: Mira los billboards, los anuncios, las películas y cualquier otro método de comunicación masiva y evalúa la manera en que se proyecta el cuerpo de la mujer y cada vez más el del hombre. 

Hace poco escuché que hubo un francés llamado, Louis Réard, quien introdujo en el 1946 el bikini. El no pudo encontrar ninguna modelo en aquel tiempo que se lo pusiera. Así que le pidió a una bailarina nudista que lo usase. Así de vergonzoso y absurdo era lo que estaba pidiendo. Le llamó bikini en homenaje al lugar donde se estaban haciendo las primeras pruebas de la bomba atómica. Dicho de otra manera, estaba tirando una bomba de alto calibre a la manera de vestir de la mujer.  

Hoy, si tu entras a un cuarto equivocadamente y hay allí una dama tiene más ropa que la de un bikini, habrá gritos de vergüenza de ambas partes. Pero estas mismas personas no sienten ninguna vergüenza en tener menos ropa de manera pública después que exista un cuerpo de agua cercano.  

Una tarea para los padres

Regreso entonces a lo que vemos en el celular y lo ultra concentrado del problema está en que cualquiera de nosotros al abrir el teléfono, sin querer va a tener más imágenes impuras de las que nunca han existido. Por lo cual, nosotros como padres tenemos dos tareas extraordinariamente importantes. Primero, nosotros ser aquellos decimos: “yo no voy a nombrar esas impurezas”, “yo no voy a ver esas impurezas”, “yo voy a cerrar la puerta a eso en mi vida”.  

La próxima tarea de suma importancia es determinar cuándo, por cuanto tiempo y en qué lugar nuestros niños tienen acceso a dispositivos como celulares y computadoras. Recordando que del otro lado hay un mundo de impurezas que está allá afuera. Vamos a ponerlo de esta manera, si Salomón ponía en las manos de su hijo Absalón cuando niño todas las riquezas sin supervisión, iba a tener después un grave problema de perversiones sin fin en su hijo. Eso se nos hace fácil verlo, pero hoy le damos a nuestros hijos más poder, más riquezas y más acceso a impureza a nuestros hijos en las manos en sus cuartos a solas. Después nos preguntamos: ¿por qué este muchacho o muchacha no logran entender la vida? 

Nuestros hijos están hipnotizados por una cultura que les llena los ojos con impurezas y los desvía de hacer la voluntad de Dios. Físicamente, lo que ocurre es que nuestros jóvenes, adolescentes y niños están generando dopamina. Esto es lo que debería generarse después de un trabajo bien hecho. Al mirar la obra hecha, la dopamina hace que asociemos el trabajo a buenas recompensas. Los algoritmos de las redes sociales están optimizados para generar dopamina en quienes la usan. Igual que las drogas generan dopamina y esto distorsiona la manera en que un ser humano entiende la vida. El mismo mecanismo es usado, de manera muy poderosa por las redes sociales para generar esta hormona del placer. 

A todos los demás: Abuelos y abuelas, solteros y solteras, casados y casadas que están metidos en las redes sociales y se creen que no les afectan les digo:

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5 Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga
— 1 Corintios 10:1-5;11-12

De la fornicación solo añado que es el destino al cual señala la avaricia y la impureza. Esto es el resultado final. Me refiero a que tenemos una cultura que está entrenando a nuestros jóvenes y niños a que sus corazones estén listos para fornicar. Quiero decir con esto que lo que pretende una cultura llena de impureza es que cada vez más nuestros corazones estén en amistad con la impureza a tal punto que cuando ocurra, no exista el remordimiento que debe existir.  

La última cosa que digo sobre este tema es que hay jóvenes que se llaman cristianos aconsejando por ahí en favor de la fornicación. Es un llamado a ser prácticos y verificar si son compatibles. A convivir sin estar en el pacto del matrinomio. Esto es un llamado a la apostasía y debemos dejarle saber a nuestros hijos cual es la espectativa bíblica correcta.  

El alcohol de antanõ

La idea destilar para hacer más concentrado el producto me llegó mientras leía Efesios 5:18: “No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno”. Estas palabras son dichas a una generación que no conocía de la destilación del vino. La destilación del vino comenzó en el siglo 8, o al menos 700 años después de Cristo. Esto implica que el contenido de alcohol del vino era el producto de la fermentación natural y esto lo hace de por sí más bajo que las bebidas alcohólicas actuales.  

No solo eso, sino que era considerado casi una barbarie tomar el vino sin diluir. Por lo tanto, además de contener en su inicio una concentración de alcohol menor que la contemporánea, el mismo era diluido. En especial los judíos eran llamados a diluir el vino con agua al menos 3:1. Lo que hacía que el contenido de alcohol por volumen fuese muy poco. Es en ese contexto que son llamados a no emborracharse, o no ser dados al vino.  

Hoy día, el Espíritu nos hace un llamado a abstenernos del vino. Me parece que lo está haciendo a un pueblo que tiene la gran amenaza de que seamos nosotros los que seamos diluidos por participar de bebidas alcohólicas que nos lleven a los problemas violentos y destructivos que lleva el alcohol. Hay aquí muchos testimonios de personas que sobrevivieron la adicción de alcohol en sus familias. Los líderes de la iglesia no debemos estar buscando excusas bíblicas para devolver a un pueblo al lugar del cual Dios les sacó. Mucho menos con concusiones que no consideran el contexto bíblico y simplemente están buscando que sus pretextos sean justificados bíblicamente.   

Una cosa más

“Por eso se dice:  «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos,  y te alumbrará Cristo.»”  Efesios 5:14

Me parece evidente que Pablo está haciendo una importante alusión a la resurrección de los muertos. Esto parece ser un pedazo de un coro o algún credo muy del inicio de la Iglesia. En 1 Corintios 15:32 - “Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.” 

La fe cristiana tiene una esperanza muy certera que está basada en lo que ocurrió en la tumba donde Jesús estuvo. De la tumba resucitó Jesús. Esa expresión no es una metáfora, ni una manera bonita de ver la muerte o una expresión que usamos como una opioide. Esa es la realidad más importante de la historia de la humanidad. Jesús resucitó de entre los muertos a un cuerpo nuevo y él es el primero de la nueva creación. Esa es nuestra clara esperanza. 

Hoy día tenemos un evangelio impostor en medio nuestro que proclama una falsa esperanza. Se diferencia del verdadero evangelio en al menos dos puntos fundamentales y luego traza desde ahí una serie de conclusiones destructivas para la iglesia y la fe. 

  1. No cree que Jesús es Dios  

  2. No cree que Jesús resucitó de manera corporal 

Ambas cosas les han costado seriamente en medio de las iglesias. Por lo tanto, estas personas que son lobos vestidos de ovejas, han escondido sus posiciones detras de pantallas que usan para engañar. Yo estoy entrenando a mi iglesia y a quien me vea y escuche a ser “abiertamente cristianos” y una parte que me parece importante es aprender a identificar estas artimañas.  

Es difícil pararse en un altar y decir de buenas a primeras: Jesús no es Dios. Es dificil, aunque cada vez más fácil. Así que hay que buscar maneras de llegar al mismo resultado sin que los que escuchen se den cuenta que es una herejía, sino lo que es mejor, los engañamos con un alago. En vez de decir Jesús no es Dios, yo puedo decir: “Usted y yo estamos hechos a imagen y semejanza de Dios” asunto que es verdad. Y luego puedo añadir algo como esto significa que “de la misma esencia de Dios, del mismo hálito que se corría en el interior de Dios, de eso mismo, el donó, ofrendó una parte de sí para hacernos”. Con esa expresión que suena bien bonita y con mucho lenguaje bíblico el predicador está diciendo que nosotros somos divinos o que nuestra constitución humana proviene de lo mismo que es Dios.  

Esto es una herejía condenada por la iglesia en antaño. Pero no es una herejía por ser herejía. Es que si todos somos divinos, Jesús no es especial. Si todos fuésemos lindos, no hubiera nadie lindo. Si todos somos tan dioses, unos como los otros, entonces, Jesús es uno más.  

El resultado es que la esperanza no está en Jesús sino en nosotros. Esto se podría reflejar de la siguiente manera: “La esperanza es, la capacidad para entender las cosas de realidad, tal y como son y como están, pero imaginar que la realidad es y puede ser diferente”. Por lo tanto, el que resucitó de entre los muertos no es nuestra esperanza. Nuestra esperanza está definida por el esfuerzo humano de cambiar nuestras circunstancias.  

No quiero dedicarle mucho tiempo a la herejía ni a sus resultados. Solo quiero hoy que la identifiquemos y sepamos que es la más triste de las condiciones si la iglesia es una encubadora de seres humanos imaginando posibilidades distintas. Eso es una institución fracasada.  

La iglesia tiene esperanza en medio de un mundo que ha destilado el pecado para ultra concentrarlo, porque Dios mismo se acercó a nosotros y murió en la cruz del calvario. Jesús nos da vida, porque venció la muerte. Jesús nos dejó al Espíritu Santo que convence de pecado y que nos guía a la santidad. Somos un cuerpo llamado a ser: 

“llenos del Espíritu.” a animarse “unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, 20 dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” Efesios 5:18–20. 

Cantamos no porque podamos salir de aquí a ser valientes en nuestra lucha contra la maldad. Cantamos porque Jesús ya enfrentó esa maldad y la venció. Salimos de aquí con gozo porque la gracia de Dios nos ha cubierto. Salimos de aquí en victoria porque Jesús venció. Salimos de aquí con la certeza de que si Él venció la muerte, el resto de los problemas son pan comido para nuestro Señor.  

En medio de una cultura llena de tinieblas, la Iglesia se enciende como una lámpara que se pone en el tope del candelero para que lo alumbre todo.

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